ADOLESCENTES Y RESPONSABILIDAD

El otro día escuché de boca de una psicóloga a la que sigo y me parece una gran profesional que adolescencia y responsabilidad estaban reñidas, que eran incompatibles. Y la verdad es que me sorprendió mucho, primero por venir de una profesional que admiro y que me parece que hace un trabajo excepcional con niños y en segundo lugar porque no puedo estar más en desacuerdo. A pesar de lo que muchos puedan pensar, los adolescentes no tienen la palabra irresponsabilidad escrita en la frente.

Es más, si tenemos esa visión de la adolescencia y de nuestros adolescentes, ¿qué podemos esperar? Las personas nos adecuamos a las expectativas que tienen los demás de nosotros. Esto es especialmente significativo en la infancia y lo sigue siendo en la adolescencia.

Si recordamos un antiguo artículo de esta web que hablaba sobre las características de la adolescencia, sabremos que en la adolescencia se produce un enorme desarrollo a nivel cognitivo, formándose múltiples conexiones que darán lugar a un cerebro adulto. Por ello no podemos juzgar la adolescencia desde el razonamiento adulto, es cuestión de capacidad, el cerebro de los y las adolescentes no está formado como un cerebro adulto y por lo tanto su razonamiento tampoco es igual.

 

La intervención con adolescentes

El trabajo con adolescentes es fascinante. Siempre y cuando no se perciba como una lucha contracorriente. Si conseguimos ponernos en su lugar, adaptarnos a su forma de pensar y a sus tiempos, la terapia evoluciona fácilmente. El problema viene cuando, tanto terapeutas como familias, percibimos a los adolescentes como seres a los cuales hay que domar, para que se adapten a lo que los adultos llamamos “normalidad” y a lo que pensamos que es lo mejor para ellos.

Muchas veces, los adultos nos olvidamos de que aún, en parte, siguen siendo niños y como tal piensan y actúan. Solemos restar importancia a sus ideas, sin indagar en ellas, arriesgándonos a perder parte de su potencial. En muchos casos los adultos ridiculizan a los adolescentes con frases como “está en la edad del pavo”, o simplemente quitando valor a sus opiniones. Sin embargo, yo os invito a que indaguéis, desde la curiosidad, olvidando vuestra experiencia y lo que ya sabéis de la vida, y que intentéis poneros en su piel.

Si lo conseguís, os aseguro que os resultará muy enriquecedor y divertido. Únicamente desde esa perspectiva podremos llegar a los y las adolescentes y trabajar con ellos o educarles, inculcándole los valores que consideramos primordiales. Y siempre dándoles la oportunidad para que expresen sus opiniones sin censuras ni juicios adultos.

Esta es una forma de acercarnos a nuestros adolescentes y de crear una relación de calidad con ellos. Convirtiéndonos en figuras referentes y de confianza, algo que solicitan a menudo los padres y madres que demandan una consulta.

Os invito a visitar los artículos que tenemos en la web sobre la adolescencia. Y espero que con ello consigáis cambiar en parte la concepción de la adolescencia. Ya que es una etapa fascinante y muy importante en el desarrollo de las personas que se convertirán en adultos el día de mañana.

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