AUTOESTIMA Y FORMA DE PENSAR
De nuevo lunes, comenzamos la primera semana de septiembre hablando sobre nuestra forma de pensar y cómo esta influye en nuestra autoestima.
¿SABÉIS CÓMO?
– Utilizamos un filtro mental que nos hace procesar únicamente lo negativo de cada situación, ignorando o desvalorizando los aspectos positivos.
– Utilizamos en exceso palabras como “debería” o “tengo que”. Nos dan la sensación de estar controlados desde el exterior. Si los sustituimos por “decido” o “elijo” aumentamos nuestra sensación de control sobre los acontecimientos.
– Nos etiquetamos negativamente: “soy un desastre”, “soy tonto”…
– Nos echamos la culpa por cosas que no controlamos.
– O bien, nos victimizamos, es decir, echamos a los demás la culpa de lo que nos pasa, y no nos responsabilizamos de nada de lo que nos ocurre.
Esta forma de pensar tiene nefastas consecuencias para nuestra autoestima. Sin embargo, la buena noticia, es que podemos modificarla. El primer paso es tomar conciencia de cuándo cometemos esos errores de pensamientos que hemos comentado, es decir, cuando utilizamos esa forma de pensar negativa, y modificarla.
¿CÓMO PODEMOS MODIFICAR NUESTRA FORMA NEGATIVA DE PENSAR?
– Podemos tratar de ver las situaciones de un modo global, con sus aspectos positivos y negativos y quedarnos con los que nos hagan sentir mejor.
– Escoger qué palabras empleamos, sustituyendo los mensajes destructivos que nos mandamos a nosotros mismo por otros más realistas y adaptativos.
– Asumir nuestras responsabilidades, sin echarnos la culpa de todo lo que ocurre ni tampoco culpar a los demás.
– No sacar conclusiones anticipadas de los acontecimientos que vivimos y verlas de la forma más objetiva posible.
UN EJERCICIO PRÁCTICO:
Os propongo ahora un ejercicio para tratar de modificar esa forma negativa de pensar:
1º. En primer lugar tenemos que identificar las frases negativas que forman parte de nuestro lenguaje habitual y escribirlas.
2º. Después, las transformamjos en frases más positivas, no alejadas de la realidad. Se trata de construir un mensaje realista, que nos permita una mejor adaptación y que nos haga sentir mejor.
Nuestra forma de pensar se vuelve automática después de mucho practicar, por lo tanto, tenemos que ser consistentes haciendo este ejercicio. Tenemos que practicar a diario, siempre que identifiquemos una forma de pensar negativa en nosotros. Ya veréis cómo, de esta forma, conseguimos aumentar nuestro nivel de autoestima. Y también potenciaremos la autoestima de los niños que nos rodean, ya que ellos aprenden por imitación. Es muy posible que ellos adquieran la forma de pensar que sus padres le transmitan a través del modelado.
Así que… ¿cómo queréis que sea la autoestima de vuestros hijos? ¿Cómo os gustaría que fuera su forma de pensar? En artículos anteriores podéis aprender cómo reconocer un problema de autoestima en los niños y cómo fomentar en ellos una autoestima positiva.
Hasta la próxima semana!!